«Flores rojas» de Vladimir Volegov |
Quiero ser esas manos que besan la vida,
pétalos de fuego que me estremecen
cuando recorro labio a labio
las distancias posibles,
su esplendor y ese aroma que cubre
la aurora sin dudas.
Olvidando lo olvidado,
comenzando de nuevo.
Desde la tierra que me reconoce
duermo en su nombre,
tranquila estrella que a su paso
ofrece una cumbre a la que poder llegar.
Nacimos desde el sol,
en las leyes de un futuro posible,
nos abrazamos a la alegría de su sonrisa
y no hubo silencio al amanecer.
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Nada amo tanto como lo imprevisto