Cuadro de William Henry Margetson |
Siento viajar el dolor en la mitad de la noche
y es distante la soledad.
Envuelta en este cuerpo mortal
me reconquisto, recién nacida,
al saber que ya no te recuerdo.
Tracé el mapa de nuestra piel
perseguida por la velocidad del viento.
Giramos en renglones de besos infinitos
quebrándonos sigilosamente
mientras la luna se vestía de silencio.
Caminamos con la vestidura del tiempo,
quedamos rendidos en su espacio,
volaron las gaviotas,
se detuvo la lluvia,
mis palabras acariciaron el otoño,
borré la soledad
y te olvidé en mi reconquista.
Otros poemas:
Conocerse es el relámpago
Solo el viento que trae tu nombre
Los cuatro puntos cardinales del amor
Ciertamente es una "verdad de dos" que se puede aplicar a muchos casos conocidos. Magistral la segunda estrofa que dice todo y está llena de poesía. Felicidades.
Un abrazo en la tarde.
Hola Rafael, muchas gracias por tu lectura!! Muy agradecida.
Un abrazo
Mónica, como siempre un primor leer
tus poemas en un tan hermoso blog,
te leo no lo dudes y te deseo un
¡feliz verano!
Un abrazo
Ángel-Isidro.
Muchas gracias, Ángel, un placer tenerte por aquí. Un beso enorme