Meryl Streep llega tan arrolladora como siempre en su última película, “Ricki and the Flash”, donde encarna el papel de una rockera que deja su cómoda vida para vivir su gran sueño: la música.
El director del film, Jonathan Demme (“El silencio de los corderos”, “El mensajero del miedo” o “Philadelphia”) ha decidido darle un toque cómico y lleno de humor y alegría a una situación muy delicada y que se da en lo mejor de cada casa: las relaciones familiares. Las relaciones entre una pareja separada, entre la ex y la nueva mujer de su ex marido, entre los hijos y un largo etcétera que se va desarrollando a ritmo de música y guitarra donde una fantástica Meryl Streep, demuestra, una vez más, que no hay papel que se le resista.
El guión es de Diablo Cody (autora de comedias como “Juno”) y los actores de Ricki son Meryl Streep como protagonista principal, Kevin Kline, Mamie Gummer, Sebastian Stan, Ben Platt, Charlotte Rae, Rick Springfield, Doris McCarthy, Josh Tobin, Hailey Gates, Marlon Perrier y Christian Frazier. Entre todos forman una familia muy peculiar donde todavía están intentando aceptar el papel de música rockera de una madre que después de muchos años le vuelve a dar una nueva oportunidad al amor. Ricki (Meryl Streep), tras recibir una llamada urgente de su exmarido, acude durante unos días al lado de su hija Julie que se está divorciando y está pasando malos momentos. Ahí se producirá un reencuentro familiar que todos tratan de afrontar con mucha naturalidad y sinceridad.
Ricki and the Flash se acaba de estrenar en la cartelera de los cines españoles y es una comedia para pasar un buen rato, para reír y sobre todo para sonreír, donde su mensaje final queda muy claro: una madre es una madre, única.
Mónica LÓPEZ BORDÓN
Escritora y Periodista
www.monicalopezbordon.com
@MonicaLBordon
*Artículo publicado en el número 2.389 del semanario Puerta de Madrid. Alcalá de Henares. Sábado 12 de septiembre de 2015.