Que las vacaciones ya se hayan iniciado para miles de personas es algo que se nota en el ambiente: se puede aparcar el coche con más facilidad, el atasco en la carretera de Barcelona por la mañana llega un poco más tarde, los niños están en la piscina y hay de todo, como siempre: tristes y alegres, pasotas y protestotes, así podíamos seguir como el anuncio de coca cola: para todos los gustos. Y de los gustos es de lo que se trata esta columna de la semana, sabemos que las lecturas que se proponen para la estación veraniega son «para todos los gustos», pero claro, la mayoría de la oferta editorial es de grandes bestsellers o de novedades que acaban de salir a la venta. Así me pasó con uno de los últimos libros recomendados que compré en las últimas semanas. Reconozco que lo compré porque me gustó la crítica que leí en la prensa, además, es de un periodista y bueno me animé. Terminé el libro y me puse a pensar en las cincuenta cosas que se me ocurrieron al respecto, es un libro sin corrección, con repeticiones innecesarias y donde de una manera totalmente autobiográfica reconocida y plasmada por escrito, el autor habla de la miseria de sus padres, de su padre, de su familia cuando era un crío y la cuestión es que sus padres están muertos y no pueden defenderse ni tener el derecho a réplica de ese escrito. Me alarma que se venda una novela cuando es una biografía tan interna que ni siquiera es una biografía, es un capítulo de la vida de una persona que quiere denunciar dejándolo por escrito. También me asusta que se venda poesía que es política o ensayo que es un intento de acercarse a algo.
Menos mal que para desintoxicarme de esa confusión y de ese lío cojo un libro de ALMAFUERTE y me encuentro con sus obras completas, me doy cuenta que vivir no es fácil, se necesita tener carácter, que como él dice en una posible y acertada definición: «Tener carácter, en el sentido social del vocablo, es tener en sí mismo soberanía bastante para subordinar las circunstancias ambientes, o, por lo menos, para resistirlas con algún éxito: es tener órganos espirituales de locomoción, blindaje y espolón en el alma, púas de defensa y escamas de impenetrabilidad en el espíritu.»