Baltasar Gracián es un escritor, pensador y maestro español de la época barroca. Nacido en 1601 escribió una obra que sigue estando vigente en la actualidad: “El arte de la prudencia”. La escribió en 1647 y ha ido pasando a la historia a lo largo de estos siglos de una manera discreta pero firme. El libro se ha vuelto a poner de moda y está traducido en varios idiomas; el propio Arthur Schopenhauer la tradujo personalmente al alemán y dijo sobre ella: “Una obra única que merece ser leída constantemente. Una compañía imprescindible para toda la vida”.
En “El arte de la prudencia” se recoge una síntesis de toda la obra anterior de Gracián como son El discreto; Arte de ingenio, tratado de la agudeza; El político; El héroe. Lo mejor de todas ellas quedaron publicadas en trescientos aforismos con un elemento común: la prudencia.
Este arte descrito por Baltasar Gracián en 1647 y leído en pleno siglo XXI reafirma que la sabiduría e inteligencia de Gracián eran de una modernidad exquisita en su tiempo, y por supuesto, escrita para tiempos futuros. Además de ingeniosa, está entre una de las obras más importantes de la literatura española y conviene leerla con atención.
Sus “reglas de vivir”, como él las define, son cuidadas al máximo detalle: el arte para vivir mucho, arte en el intentar, vivir a lo práctico, tener el arte de conversar, tener genio e ingenio… Desde el amor, a la ausencia, al trabajo, al compromiso, a decir no o decir sí, y que todo sea favorable para ese “hombre universal” para quien él escribe.
Baltasar Garcián definió así su propio libro: “Más valen quitaesencias que fárragos”. Es decir, más vale la forma más pura e intensa de una cosa que la aglomeración desordenada y confusa de cosas superfluas.
Mónica LÓPEZ BORDÓN
Escritora y Periodista
www.monicalopezbordon.com
@MonicaLBordon
*Artículo publicado en el número 2.350 del semanario Puerta de Madrid. Sábado 30 de agosto de 2014. Alcalá de Henares.