Hace unas semanas uno de los lectores de esta columna me hizo llegar información de un ciclo de cine que se iba a celebrar en Segovia bajo el título «Cine de cercanías«. Recuerdo que sabía lo del próximo estreno mundial de la película ¿Infidelidad?, previsto para el 3 de mayo en Buenos Aires y después en España y Brasil. Entonces me escribe y me recomienda que lea El abrecartas (Ed. Anagrama) de Vicente Molina Foix. ¡Por algo será!, me digo entre sorprendida y a la vez entusiasmada por la propuesta, sobre todo ahora, que de lo que estoy tratando es de recuperar el tiempo de la novela en todas sus variantes.
Luego resulta que leyendo detenidamente «Cine de cercanías»me doy cuenta de que es Vicente Molina quien hace la introducción del proyecto, del cine, de las proyecciones que se van a ver. Me entra la risa, esa risa agradecida que aparece cuando encuentro algo para hilar, para asociar, teniendo en cuenta, que las cosas que pasan no pasan por casualidad. Ese lector, que hoy puede ser cualquiera de ustedes, algo me quiere mostrar…
Molina tiene distintos libros y justo tiene que ser El abrecartas. Me hago con el libro y sólo con leer la contraportada me atrapa: los protagonistas en lugar de hablarse se escriben.
Decido hacer una primera lectura como la Rayuela de Cortázar, voy de un sitio a otro, del medio al final, al principio, me resulta divertido, ¡qué magia tiene la escritura, permite infinidad de combinaciones para mostrarse, para desahogarse, para proponer, sugerir, rechazar, alabar… se dan ustedes cuenta…podríamos seguir enumerando todo el diccionario!
Me paro. Es emocionante. Propone un juego a varias voces de manera que es un libro muy dinámico y cada historia puede ser una conversación, un sueño, un recuerdo y así, va contando las historias. Ahora voy a empezar a leerlo de nuevo en el orden que marca y que propone el autor, que también por algo lo habrá hecho así. Desde aquí mi agradecimiento infinito a este lector por la propuesta. Si recuperásemos el envío de cartas, escritas de puño y letra, recuperaríamos, también, nuevas ilusiones. Gracias lector.