La piel envejece con el paso del tiempo. Se hace más delgada, pierde grasa, aparecen manchas y se forman arrugas. También se forman hematomas con más facilidad y las heridas tardan más tiempo en curarse.
Pero el envejecimiento de la piel será más o menos evidente en función de si se ha tomado mucho el sol a lo largo de la vida, si no se bebe suficiente agua, si se fuma o si se padece algún tipo de enfermedad, como la diabetes o una patología renal. Todo ello facilita que la piel se seque, descame y se note áspera al tacto, pudiendo causar picor y facilitar que al rascarse se formen heridas susceptibles de infectarse.
Los cuidados de la piel cuando se tiene una edad avanzada se centran fundamentalmente en dos aspectos:
1) Hidratarla: la correcta hidratación de la piel se logra con una serie de medidas:
• Beber al menos 2,5 litros de agua al día.
• Incrementar la ingesta de frutas y verduras en la dieta.
• Utilizar una crema hidratante después de la ducha o el baño.
• Usar jabones suaves para el aseo personal.
• Utilizar agua templada, mejor que muy caliente, para ducharse o bañarse.
• Evitar los espacios con ambientes muy secos. Se puede utilizar un humidificador en casa.
2) Protegerla del sol: La exposición al sol y el calor favorece la deshidratación, frente a la que las personas mayores presentan un mayor riesgo. En este sentido, se deben adoptar las siguientes precauciones:
• Limitar el tiempo que se pasa al sol.
• Utilizar cremas solares de alta protección.
• Caminar, en la medida de lo posible, por la sombra y si se hace al sol vestirse con ropa amplia, de algodón, de manga larga y de colores muy claros.
• Utilizar sombrero de ala ancha para caminar.
Noelia Martínez
Auxiliar de Enfermería de Vitalia Alcalá de Henares