La polémica de estos días sobre el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan me ha cogido leyendo a dos de los Premios Nobel de Literatura polacos, Czeslaw Milosz y Wislawa Szymborska, dos poetas magistrales que dedicaron toda su vida a las letras, a la poesía, a la literatura. De Milosz estoy leyendo la antología poética publicada por Galaxia Gutenberg, “Tierra inalcanzable” y de Szymborska he leído el libro “Instante”, publicado por Ediciones Igitur y ahora estoy inmersa en la antología poética publicada por la colección Visor de Poesía. Estoy maravillada con cada poema y con cada verso, cada uno con su genuino y diferente estilo describen una realidad cercana, de escritura clara, elegante y precisa. Escribe Milosz: “A mi modo de ver, estas son las dos cualidades del poeta: el ansia de ver y el deseo de escribir lo que ve”. Partiendo de esa premisa nos deja un inmenso recorrido por poemas como “Ciudad sin nombre”, “Cuando no hay luna” o “La montaña mágica”.
Wislawa Szymborska decía que “la lucha de un poeta es enfrentarse con la hoja en blanco, sentado ante el escritorio, en soledad”. “La poesía que, en realidad, es la vida misma”. Sobre estos pilares la poeta construyó todo su imaginario poético, lleno de humildad y de sencillez sobre lo cotidiano. Escribió “Busco la palabra”, “Mil alegrías”, “Poemas escogidos” o “Principio y fin” entre otros. Ambos poetas logran fidelizar a sus lectores y admiradores desde unas obras consagradas y reconocidas que recomiendo leer y releer porque son de una belleza indiscutible.
Escribe Szymborska en el poema “Vista con un grano de arena”: Pasa un segundo./ Otro segundo./ Tercer segundo./ Pero son sólo nuestros tres segundos… ¡Feliz lectura de poesía!
*Artículo publicado en el número 2.442 del semanario Puerta de Madrid. Sábado 22 de octubre de 2016. Alcalá de Henares.