Robin Sharma, el autor superventas del libro “El monje que vendió su Ferrari”, ha escrito un libro sobre el liderazgo en la vida y en la empresa titulado “El líder que no tenía cargo”, una interesante reflexión sobre el trabajo, la vida laboral, la vida familiar y la vida privada de las que realiza una conjunción brillante desde la modernidad de su pensamiento.
Estructurado en ocho capítulos, Sharma, da una serie de pautas sobre la responsabilidad y la independencia de cada persona que trabaja en un equipo, propone un liderazgo abierto y plural que siempre sume y sea la diferencia donde algunos de los pilares claves son la pasión, la entrega o el entusiasmo…
Propone ser creativo para poder progresar y amar el trabajo que se realiza para ser excelente cada día. Me ha gustado de este libro la sigla LSC (Líder Sin Cargo) donde recomienda tener una disciplina necesaria para hacer lo que es importante y correcto donde la alegría y la satisfacción se multiplican enormemente al empezar a obtener resultados.
El aprendizaje constante y las ganas de aprender son básicas para que se puedan conseguir los objetivos marcados. Dice Sharma que ese liderazgo hay que ejercerlo y practicarlo en todos los aspectos de la vida.
Me ha gustado mucho el capítulo cuatro del libro, ya que aquí inicia una serie de conversaciones: “La primera conversación de liderazgo: No hace falta tener un cargo para ser líder”. Y también el capítulo siete, “La cuarta conversación de liderazgo: Para ser un gran líder, primero hay que ser una gran persona”.
En otra de las conversaciones aporta una frase de Andrew Carnegie: “Nadie puede ser un gran líder si desea hacerlo todo él mismo o adjudicarse el mérito”.
Mónica LÓPEZ BORDÓN
Escritora y Periodista
www.monicalopezbordon
@MonicaLBordon
*Artículo publicado en el número 2.405 de semanario Puerta de Madrid. Alcalá de Henares. Sábado 16 de enero de 2016.
