Es una pena que la polémica que ha rodeado las «opiniones» de la Reina haya empañado un libro realmente lleno de detalles y citas históricas, que, para España, son especialmente interesantes. Por supuesto se pueden imaginar que en cuanto salió el libro (La Reina muy de cerca. De Pilar Urbano. Ed. Planteta) no me quise creer, del todo, por decirlo así, los párrafos extraídos. Sacada del contexto escrito cualquier palabra, pensamiento u opinión cambia el sentido. Leer entrelíneas y saber discriminar la información de la opinión es un trabajo. Lo que me pregunto con todo este lío es ¿por qué? ¿Por qué sale esto justo en el 70 cumpleaños de la Reina? ¿Por qué se destacan esas cuestiones y no la visión de Doña Sofía sobre Letizia Ortiz, merecido capítulo de lectura, desde luego. O la ayuda que le prestó Henry Kissinger al Rey D. Juan Carlos cuando era príncipe y después cuando fue coronado como Rey.
O la negociación económico-industrial que tuvo el rey con Henry Ford para que invirtiese en España; la entrada en la Comunidad Europea, en la OTAN, la Alianza Atlántica, etc.. Pero como siempre, nos gusta más lo afectivo, los sentimientos, lo banal sobre lo importante porque es una manera de «tapar» y de «velar» el gran trabajo de convivencia y democracia sólida que se ha ido consiguiendo a lo largo de estos años. En lugar de ir al fondo nos quedamos en lo más superficial, y decía el poeta César Vallejo que hay que confiar en el anteojo, no en el ojo, en el peldaño no en la escalera.
Ustedes saben que la Casa Real no escribe ni un solo discurso; ni para los actos oficiales en España ni en las visitas de Estado. Todo lo hace el Gobierno a través de sus ministros correspondientes, entonces, ¿cómo es posible que este libro llegue a las librerías sin que el Gobierno tenga conocimiento de él? ¿Qué falló en la cadena de transmisión? No voy a opinar sobre las opiniones de la Reina, hago un análisis del libro. Pero realmente es muy difícil aceptar y creer que lo expresado en ese libro sean las opiniones de la Reina. El lenguaje utilizado no es el más deseado en lo «políticamente correcto» y hay muchísimas faltas de ortografía. Queda una duda muy grande en el aire: ¿seguro que el secretario de la Reina leyó el libro? Porque si es así, el error es para tener muy en cuenta.