Hay una serie de especulaciones extrañas que giran en torno a las vacaciones, al descanso, al cambio de hábitos en los meses veraniegos, etc. Hace unos días leí en un periódico los problemas que se podían generar al dejar de trabajar, es decir, que nos encontramos en una encrucijada. Cada vez tomo algo más de distancia porque es una confusión que se va engrandeciendo con las opiniones del que escribe. Me encantaría que algunos empezaran a leer, por ejemplo, «El espíritu científico» de Gaston Bachelard, que ya en sus primeras páginas afirma que para la ciencia y las investigaciones las opiniones no sirven porque entre otras cosas, todos tenemos opiniones.
Abres cualquier revista y ya nos encontramos con el «síndrome pre-vacacional», «el vacacional», el «postvacacional» y la vuelta a la rutina, cuando en realidad, lo que hacemos o lo que hace el sujeto, es que cambia de lugar, o cambia de horarios pero…continúa viviendo. Otra cosa es cómo maneje y decida cada uno sus vacaciones, en función de sus gustos, deseos o la conveniencia del momento. Identifico de nuevo otro artículo: ahora resulta que han descubierto una nueva enfermedad que se llama. «Tanorexia», o la adicción a estar siempre moreno.
Leo con atención y no dejo de salir de mi asombro. Según lo que dice, no verse suficientemente bronceado se considera una enfermedad que sufren sobre todo las mujeres jóvenes. Estupefacta decido que prefiero visitar la web de una nueva librería especializada sólo en cuentos: www.tresrosasamarillas.es y volver a Borges, Cortázar o Edgar Allan Poe, al fin y al cabo algunas de sus historias, como las de Poe te hacen sentir miedo, las de Borges pensar y las de Cortázar desear más allá de lo imaginable. Más enriquecedor para nuestro tiempo de verano, de descanso, de trabajo o de playa. Si hacemos una apuesta por la alegría, por lo enérgico y positivo y si relativizamos las cuestiones disfrutaremos más. Vivir es muy complicado por eso, depende de cada uno de nosotros hacerlo más fácil y enriquecedor.