Les deseo feliz año nuevo y, además, que sea próspero. De toda esta frase me quedo con dos palabras: próspero y feliz. Pienso en ellas para poder escribir esta columna porque la Navidad, algo me saca del lugar, como a todo el mundo. Marcan el momento de hacer un balance (que por una parte no es necesario ya que hay proyectos que llevan toda la vida) y a mí me ponen un poco melancólica, nostálgica…
Busco en el diccionario esas dos palabras. Para mi sorpresa ambas están unidas, «próspero» viene del latín y significa: favorable o feliz y también: se dice de lo que se desenvuelve favorablemente, haciéndose cada vez más rico o poderoso. La segunda propone un trabajo de largo recorrido, una carrera de fondo, ir construyendo poco a poco hasta que el engranaje sea próspero.
No conforme con esta indagación me voy a buscar la palabra feliz. También procede del latín. Tiene dos acepciones muy generales y una forma compuesta que me atrapa: HACER FELIZ. Una persona puede: ser feliz, encontrarse feliz, estar feliz, sentirse feliz o vivir feliz (según el diccionario), así que fíjense si nos ponemos a analizar cada verbo todos los estados y definiciones que nos saldrían, seguro que las que sentimos todos los seres humanos en algún momento del día de nuestra vida. (¿Saben ustedes que pasamos por cincuenta estados de ánimo diferente a lo largo de nuestra jornada?)
Salvado este inciso voy a la acepción de HACER FELIZ porque según el diccionario es una frase hecha que se suele utilizar en tono negativo; cuando en realidad el objetivo es el de gustar o el de alegrar a alguien. Pero claro, esta no es una tarea nada fácil.
Con todo esto me propongo que 2007 será trabajo, dinero, amor, salud, palabras, poesía, pintura, música…
Se cumplen 151 años del nacimiento de Sigmund Freud. Si sumamos el cinco, el uno y el uno dan siete, el año que estrenamos.
Que sean muy felices, que tengan un próspero año nuevo y que sumen a lo antiguo lo nuevo y serán más ricos. FELIZ 2007.