La columna de esta semana se la quiero dedicar a Pilar Rojas y a Carlos Fernández por uno de los espléndidos libros que me regalaron para mi cumpleaños, La caza del carabón de Lewis Carroll. Es una delicia. Muestra lo importante que es la traducción de una obra, que incluso puede llegar a convertirse en otra totalmente diferente. Ha sido un descubrimiento en varios órdenes, el Lewis Carroll poeta que desconocía hasta el momento; leer un poema divertido, original y exquisito; aprehender el detallismo de lo escrito.
El libro está editado por Lumen y quiero mostrarles el extracto que el profesor Adolfo Sarabia eligió para presentarlo: «Además de Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll escribió otros libros extraordinarios, como el presente poema, La caza del carabón, que el profesor Adolfo Sarabia, en un maravilloso juego de espejos, nos presenta en castellano con dos posibilidades: una traducción literal y una traducción libre, lo que, junto al texto original inglés, constituye una edición única e imprescindible de una de las obras más fascinantes de Carroll. El propio Sarabia nos habla de su trabajo en los siguientes términos: ‘una mala traducción no nos ofrece otra cosa que un cadáver exhumado en el que resulta muy difícil reconocer los rasgos de la persona que fue, mientras en la traducción ideal muere, sí, el autor a su lengua original, pero lo hace para resucitar vivo y resplandeciente en la plenitud de su ser, aunque vestido ahora con las ropas de la nueva lengua. Confiamos, pues, en que esta nueva traducción, con sus dos versiones, literal y festiva, sirva para poner una sonrisa en los labios de los lectores, lo que, después de todo, hubiera sido el deseo principal de Lewis Carroll, cultivador a lo largo de su vida de la seriedad de las matemáticas en su cátedra, a la vez que de las bromas de la literatura del absurdo en los escritos que le dieron fama'».
Léanlo porque es una delicia. Además está el texto original en inglés, la traducción en castellano y la traducción de Carroll, es decir, que lo que tenemos son tres libros…¡y qué tres libros!