«-Los dos lo han querido -me dijo su madre-. Los dos… -No es posible, Señora, dije yo. Usted tiene demasiado temperamento y a su edad ya se sabe por qué caen los alfileres del rocío. -Calle Vd. Luciano, calle Vd…No, no, Luciano no.
-Para resistir este nombre, necesito contener el dolor de mis recuerdos. ¿Y usted cree que aquella pequeña dentadura y esa mano de niño que se han dejado olvidada dentro de la ola, me pueden consolar de esta tristeza?
-Los dos lo han querido -me dijo su prima-. Los dos.
Me puse a mirar el mar y lo comprendí todo.
¿Será posible que del pico de esa paloma cruelísima que tiene corazón de elefante salga la palidez lunar de aquel transatlántico que se aleja? -Recuerdo que tuve que hacer varias veces uso de mi cuchara para defenderme de los lobos. Yo no tenía culpa ninguna; usted lo sabe. ¡Dios mío! Estoy llorando.
-Los dos lo han querido -dije yo-. Los dos. Una manzana será siempre un amante. Pero un amante no podrá ser jamás una manzana. -Por eso se han muerto, por eso. Con 20 ríos y un solo invierno desgarrado.
-Fue muy sencillo. Se amaban por encima de todos los museos.
Mano derecha, /con mano izquierda./ Mano izquierda,/ con mano derecha./ Pie derecho, /con pie derecho./ Pie izquierdo,/ con nube./ Cabello, / con planta del pie./ Planta de pie,/ con mejilla izquierda./ ¡Oh, mejilla izquierda! ¡Oh noroeste de barquitos y hormigas de mercurio!… Dame el pañuelo, Genoveva; voy a llorar… Voy a llorar hasta que de mis ojos salga una muchedumbre de siemprevivas… Se acostaban. No había otro espectáculo más tierno…¿Me ha oído usted? ¡Se acostaban!/ Muslo izquierdo,/ con antebrazo izquierdo,/ Ojos cerrados,/ con uñas abiertas./ Cintura, con nuca,/ y con playa./ Y las cuatro orejitas eran cuatro ángeles en la choza de la nieve. Se querían. Se amaban. A pesar de la Ley de la gravedad… «. Fragmento de Poemas en Prosa del poeta Federico García Lorca.