Comenzar siempre es futuro. Lleva implícita la incertidumbre de lo que sucederá, la inquietud, los sueños y los deseos. En esta primera columna de 2005 les deseo un año feliz, la sonrisa de la vida puesta en cada proyecto, la sonrisa del amor comandando cada paso, la sonrisa de los besos en todos los amores. Cada enero pienso siempre en lo por-venir, por hacer, por construir. La vida es un viaje fantástico y hacerlo en compañía de otros es un privilegio. Así que no se la pierdan, pasar por la vida y sentirla cada segundo es una experiencia inolvidable. La belleza de amar, de hablar y de escribir se siente y es maravillosa. Feliz año y feliz poesía. Cedo la voz a uno de los grandes para comenzar, para continuar, para seguir remando. Por el futuro les propongo un fragmento de la obra del poeta libanés Khalil Gibran: » ¡Qué extraño es el tiempo y qué raros somos nosotros! El tiempo ha cambiado verdaderamente, y nos ha cambiado. Caminó un paso más, descubrió su rostro, nos asustó y nos ensoberbeció.
Ayer nos quejamos del tiempo y temblamos de terror, pero hoy aprendimos a amarlo y a venerarlo, porque hoy comprendemos sus intentos, su disposición natural, sus secretos y sus misterios.
Ayer nos humillamos de espanto como fantasmas temblorosos ente los temores de la noche y las amenazas del día, pero hoy caminamos alegremente hacia la cima de la montaña, sede de la furiosa tempestad y cuna del trueno… Ayer honramos falsos profetas y hechiceros, pero hoy el tiempo cambió y nos cambió. Hoy podemos dar la cara al sol y oír el canto del mar; nada puede sacudirnos, salvo el ciclón. Ayer derribamos los templos de nuestras almas y con sus escombros construimos tumbas para nuestros antepasados. Pero ahora nuestras almas se han convertido en altares sagrados a los que los fantasmas del pasado no pueden acercarse, a los que los dedos descarnados de los muertos no pueden tocar. Éramos un pensamiento silencioso escondido en los rincones del olvido. Hoy somos una voz potente que puede hacer retumbar el firmamento».
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