Los chicos del coro

El cine tiene la dimensión de imaginación, de la realidad y del deseo. Todo está inventado pero siempre hay un toque de distinción, algo que hace de cada película un mundo. He decidido comenzar por la película de Los chicos del coro porque es una de las grandes competidoras para aspirar al Oscar en lengua no inglesa, es decir, podría desbancar a la española Mar Adentro, de Alejandro Amenábar.

Los chicos del coro es una producción francesa que recuerda al Club de los poetas muertos, es tierna y entrañable. Sigo apostando por Amenábar, por su cine social, comprometido y, en este caso, por llevar a la gran pantalla una historia real, ahí se marca una diferencia. Es la diferencia que también muestra el trabajo de K. Wang, 2046. La película es el trabajo perfecto de un gran cineasta. Cine del bueno. De planos cortos, sensuales, futurismo y tradición caminan de la mano en este viaje al futuro, desde el pasado y vivido en un presente donde las relaciones, el amor, el trabajo o la vida aparecen segundo a segundo como los pasos cotidianos donde el sujeto quiere escapar de la angustia, del miedo, de la muerte o de la soledad. Y ya para dar el punto más poético a la cartelera de la temporada pre-navideña está Un toque de canela.

La película está entretenida, eso sí, no se dejen seducir por la promoción que se hace en su carátula, que es de lo mejor después de la película Mi gran boda griega. Y eso no es así. Mi gran boda griega es una comedia muy divertida, peculiar, con un toque de humor que desconocíamos en la cartelera española hasta que llegó la película y revolucionó las salas de cine. Pues un Toque de canela es todo lo contrario, un drama que cuenta el exilio de los griegos de Estambul, el duro conflicto entre Grecia, Turquía y también Chipre.
Lo original es que cuenta la historia a través de la comida y del uso de especias en los platos más importantes. La canela es la reina de todas las recetas, con un ‘toque’ de esta especia las cosas cambian, como por ejemplo la astronomía. El niño protagonista aprende los planetas con una especia diferente, es decir, que el aprendizaje es un camino infinito. Todo depende del deseo, de la amplitud de la mirada.

www.monicalopezbordon.com

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.