Mar adentro representará a España en la próxima edición de los Oscars si la academia de Hollywood la selecciona para el concurso. Desde España la ‘batalla’ la lidiaban tres directores consagrados: José Luis Garci con Tiovivo C.1950, Pedro Almodóvar con La mala educación y Alejandro Amenábar con Mar adentro. Veo más que una batalla un duelo de titanes: Almodóvar-Amenábar; ahí ahonda la complejidad.
Son los dos directores con mayor proyección a nivel internacional, adoro el cine de Almovódar y el de Amenábar siempre me deja impactada, es un hombre increíble. Los dos son únicos, cada uno a su manera se muestra lúcido, crítico, sensible, humano, comprometido; están en la realidad. Garci es otra historia. Cuida mucho los detalles, el vestuario, el paisaje, pero da la sensación de que no cuenta nada, muchas veces todo es apariencia y eso en el cine está empezando a cambiar. Como ejemplo reciente tenemos el Festival de San Sebastián: los grandes premios fueron para películas duras, reales, que muestran que más allá de un paisaje frondoso y esplendoroso hay niños que mueren de hambre, hay niños que no tienen infancia, que les mata una bomba, que sufren, y como esto miles de cosas.
Almodóvar y Amenábar siempre tienen algo comprometido que ofrecer y reconozco que tengo predilección y devoción por Almodóvar pero ya les conté que Mar adentro es sobresaliente. Me alegra su selección para Hollywood. Ahora todo depende del veredicto de la academia americana (lo sabremos en noviembre).
Mientras si quieren pasar un rato divertido y nada comprometido pueden ver Escuela de Seducción, una Victoria Abril radiante (por cierto, ‘chica Almodóvar’) les hará pasar un buen rato con su última comedia de cine. El arte de seducir, la relación entre el hombre y la mujer, la mujer y el hombre, los sexos que tienen que aprender a dialogar y a conversar para entenderse. En la diferencia se encuentra la complicidad, en respetar las libertades del otro, en la tolerancia. Lo dice muy claro la película y con humor exquisito: el secreto es ser femeninos (hombre y mujer) y comunicarse. Es decir, leamos y estudiemos a Sigmund Freud.